Investigación sobre el abandono Universitario
¿Cuándo se abandona?
Sin
lugar a dudas, los mayores porcentajes de abandono son protagonizados por el
alumnado de primero. En nuestros estudios (González y col., 2005; Cabrera y
col., 2006) un 14,7% del alumnado de la cohorte estudiada había
iniciado antes otra titulación, por lo que ya contaba con experiencias
anteriores de abandono de estudios universitarios; de los que abandonaron, un
17’6% lo hizo entre primero y segundo de carrera (el 60’5% de los abandonos).
En general, las estadísticas hablan de una media de 26%
de abandonos en primero. Algunos estudios concretos realizados en el Estado
Español sitúan las cifras entre un 15 y un 20% (De Miguel y Arias, 1999;
Oficina de Planificació y Qualitat de la Universidad Autónoma de Barcelona,
2005). Las distintas estadísticas recogidas en los informes emitidos en el
marco de los Planes Nacionales de Evaluación, sitúan porcentajes medios de un
16% entre el alumnado de primero.
Corominas (2001), en un estudio realizado en la universidad de Girona, concluye que las deserciones se producen mayormente en primero, debido a elecciones inadecuadas, bajo rendimiento académico, no haber aprobado el mínimo de créditos, asignaturas poco motivadoras, y poco esfuerzo y compromiso con el estudio. Todas estas variables suelen relacionarse con la restricción del acceso de gran número de titulaciones.
¿En qué titulaciones se abandona más?
Según los datos estadísticos, las ramas del conocimiento donde se registran mayores índices de deserción son las humanidades, seguidas de las enseñanzas técnicas y ciencias experimentales. Estos datos coinciden con diversos informes del Consejo de Universidades sobre Indicadores de Rendimiento que desvelan lo siguiente: las carreras de humanidades presentan la tasa más baja de retraso (15%) pero la más alta de abandono (43%); las ingenierías registran la tasa de retraso más alta y también de abandono (40%); ciencias de la salud presenta la tasa de retraso y abandono más baja. Algunos informes de investigación, como el elaborado por la Universidad Miguel Hernández sobre tasas de éxito y fracaso académico, las titulaciones de ciencias de la salud y humanidades representan las tasas de éxito más altas, y las ingenierías las tasas más bajas. Sin lugar a dudas, esta constante exige un tratamiento específico para cada titulación, a la vez que nos sugiere la necesidad de identificar las causas también por titulaciones.
De momento no disponemos de datos explicativos diferenciales, pero, sin embargo, ciertas evidencias nos permiten hacer una aproximación explicativa. Todos los resultados concluyen en registrar altas tasas de abandono en torno a las humanidades y enseñanzas técnicas; en el caso de las carreras técnicas asociado a un gran fracaso académico, pero no en las de humanidades. De hecho, la media de años en realizar estudios técnicos en España es de más del doble, mientras que en las humanidades está en un año más, aproximadamente. En las carreras científicas y técnicas, y especialmente en Ingenierías Técnicas Superiores, los abandonos se concentran en el primer curso, en humanidades se distribuye más a lo largo de toda la carrera. Sin lugar a dudas, se confirma la hipótesis de que el alto nivel de exigencia de algunas titulaciones, o la escasa preparación del alumnado de nuevo ingreso, es un “tranvía” con destino al abandono, circunstancia que las universidades han de tomar en serio y modificar los procesos de selección, o los programas educativos y los procesos de enseñanza; o adaptar la enseñanza a las características del alumnado o elegir al alumnado con capacidades adecuadas a nuestra enseñanza.
En las carreras de Humanidades, el abandono no sólo se produce de una forma más diversa (en cualquier momento, con interrupciones temporales, etc.), sino que está menos asociado al fracaso académico. Los datos de estudios cualitativos con muestras más pequeñas identifican ciertas constantes: acceso menos restringido (notas de corte más bajas o sin límite de acceso), circunstancia que favorece el ingreso de alumnado con fracaso en titulaciones de mayor dificultad, o sin posibilidades de acceder a otras titulaciones.
¿A dónde va el alumnado después de abandonar?
El tercer elemento de este debate lo constituye sin duda lo que hacen los estudiantes después de abandonar la carrera, por lo que se necesitan estudios de seguimiento individualizados. Las referencias que disponemos (Corominas, 2001; Cabrera y Col., 2006), indican que un 60% aproximadamente inicia otros estudios universitarios en la misma u otra universidad, pero no olvidemos que llevan consigo una experiencia de fracaso. Pero un gran número de estudiantes es expulsado del sistema universitario. Si tenemos en cuenta que la población de la universidad pública del Estado Español la constituye 1.303.000 estudiantes, y la media de abandono es de un 25% aproximadamente (325.750 estudiantes), estamos, cada año, ante 130.300 jóvenes y sus familias que ven frustrados todos sus intentos de obtener estudios superiores. Independientemente de que las mismas causas puedan dar lugar a distintas situaciones, las consecuencias para el alumnado y la sociedad no son las mismas (tampoco para la universidad), por lo que las responsabilidades deberían ser más compartidas.
Cabrera, L., Bethencourt, J. T., Pérez, P. A., & Alfonso, M. G (2006). El problema de los abandonos universitarios. RELIEVE, 12 (2), pp. (171-203).
También lo podemos encontrar en:
http://www.uv.es/RELIEVE/v12n2/RELIEVEv12n2_1.htm
Cabrera, L., Bethencourt, J. T., Pérez, P. A., & Alfonso, M. G (2006). El problema de los abandonos universitarios. RELIEVE, 12 (2), pp. (171-203).
También lo podemos encontrar en:
http://www.uv.es/RELIEVE/v12n2/RELIEVEv12n2_1.htm
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